¿Conoces los términos endolinfa y perilinfa? El oído es un órgano un poco complejo que alberga en su interior diferentes componentes. Cada uno de ellos es vital para un correcto funcionamiento y es probable que muchos de ellos no los conozcas.
En este caso, estamos hablando de los líquidos laberínticos, esos fluidos fisiológicos que se ubican en el oído interno y tienen mucha relevancia. Si no los conoces, has llegado al lugar perfecto para saber de ellos y cuáles son sus funciones, así que quédate hasta el final.
La endolinfa y perilinfa
De forma general, podemos decir que la endolinfa y la perilinfa son fluidos fisiológicos ubicados en la parte más interna del oído y son importantes para este sistema. Ambos líquidos cumplen diferentes funciones, aunque muy parecidas, dentro del sistema auditivo que nos ayudan a procesar los sonidos del exterior.
Por su parte, la endolinfa se ubica en el oído interno, específicamente en el laberinto membranoso. Este líquido es, de hecho, el principal protagonista para evitar el síndrome de Ménière, un trastorno que puede provocar pérdida de la audición y vértigo.
Por otro lado, la perilinfa se encuentra en la escala timpánica y vestibular de la cóclea. En palabras cortas, su principal función es evitar el choque entre el laberinto óseo y el laberinto membranoso. También existe una perilinfa interna, la cual ayuda con la percepción de los sonidos.
¿Qué diferencia hay entre ellas?
Anteriormente, estos líquidos se conocían como Valsalva y Scarpa. Aun así, estos términos y sus funciones suelen confundirse muy a menudo. Lo mejor que podemos hacer es hablar de ellos de forma separada y diferenciarlos para un mejor entendimiento.
La perilinfa
Este líquido recubre toda la membrana vestibular y la timpánica, así como también el espacio entre los conductos membranosos del utrículo y semicirculares óseos. Este líquido está compuesto por calcio, potasio y sodio, pero es más rico en el último.
Sin embargo, la gran diferencia entre estos líquidos reside en el origen de cada uno. La timpánica la origina el líquido cefalorraquídeo mientras que la de la membrana vestibular proviene del plasma denominado hemato-perilinfático.
De forma resumida, podemos concluir que, aunque se trate de líquidos celulares que están dentro del oído, no poseen la misma composición química. Además, aunque también estén ubicadas en el interior del oído, ambas se hallan en diferentes partes.
La endolinfa
Este líquido se genera gracias a la perilinfa y es parecido al líquido intracelular. Este recubre todas las cavidades que hay en el laberinto membranoso y es recogido y absorbido por los sacos endolinfáticos.
En cuanto a las cavidades, para ser más específicos te diremos que son: la cóclea, el sáculo, el utrículo y los canales semicirculares. Si aún no entiendes muy bien sus diferencias, pasemos a hablar de las funciones de cada una para que tengas una idea más clara.
Funciones generales de estos fluidos
Para empezar, debemos decir que ambos líquidos son fundamentales para el oído y su funcionamiento. A su vez, también tiene relación con el equilibrio, como ya habíamos mencionado respecto a la enfermedad de Ménière. De forma general, podemos decir que ambas:
- Ayudan a transformar señales mediante los impulsos nerviosos gracias a fenómenos moleculares entre las células y los líquidos.
- Activan las células cocleares y las vestibulares, lo cual ayuda en la percepción del sonido.
Ahora bien, podemos ser un poco más específicos con las funciones que poseen estos líquidos. De hecho, lo mejor es que hablemos de sus funciones por separado también.
Funciones de la endolinfa
La endolinfa es esencial para el equilibrio y el oído en general y antes se conocía como líquido de Scarpa. Su rol fundamental se halla en dos procesos: en el control del equilibrio dinámico y estático y en la conversión de la información acústica.
Funciones de la perilinfa
La perilinfa también juega un papel muy importante en cuanto a funciones auditivas, sobre todo la que se ubica en las rampas timpánicas y vestibulares. Su rol es determinante cuando se trata de convertir los sonidos en impulsos nerviosos, ayudando así al cerebro a interpretarlos.
Por otro lado, la perilinfa que se ubica en el llamado “espacio perilinfático” ya la habíamos mencionado. Por si no lo recuerdas, es la que evita que los laberintos óseos y membranosos colisionen entre ellos. El síndrome de Ménière está vinculado con estos líquidos que se hallan en el conducto auditivo.
Ahora que sabes la importancia de la endolinfa y perilinfa, quizás quieras hacerte una revisión médica si tienes problemas de la audición o con el equilibrio. Te recomendamos que asistas a un médico de confianza para realizarte tus chequeos correspondientes y saber si ameritas el uso de audífonos.